top of page
Buscar
  • Foto del escritor Arminio del Cristo Mestra Osorio

La Cultura y el entretenimiento deben estar en nuestros territorios

Por: Arminio del Cristo Mestra Osorio


Invertir presupuesto en la cultura debe ser un acierto de la política pública. Por eso reivindico los talleres sobre música, danza, teatro, festivales, literatura, tradición oral. Es una manera de acercarnos a ese universo ancestral bastante olvidado por la mayoría de nuestras instituciones, incluyendo la escuela.


Ese esfuerzo por preservar nuestra tradición oral se convierte en una necesidad para salvaguardar el patrimonio cultural de las localidades. ¿Por qué no pensar en la creación de los fondos de publicaciones en los municipios, departamentos, donde se ponga de por medio la difusión de esa tradición oral? Así, el entorno local esté arropado por ese enjambre de las nuevas tecnologías.


Esta apuesta invita a transformarnos: en compañía de la danza, música, canto, artes escénicas, encuentros de decimeros, poetas, escritores, cuenteros. Desde aquí se tiende un puente entre creatividad, imaginación, asombro y la construcción de una sociedad pensada desde lo lúdico- y desde la democracia participativa e incluyente.


Los festivales son unos escenarios para socializar, interpelar, transformar. Este dialogo entre los participantes resultan más que interesantes: permite la formación, conversación, preguntas, sugerencias, interpelación: muchos interrogantes y, todo esto, es bueno para el fortalecimiento de los nodos sociales.


Estos festivales que se realizan en el país nos permiten entre otras cosas: “plantearnos la pregunta de sí hablar de arte en el contexto de la transformación social puede ser útil en tiempos en que la sociedad exige nuevas formas de dialogo y encuentro; de narrar, hacer memoria. Pensado así, es posible concebir las artes como un lugar donde convergen la filosofía, la psicología, y las prácticas artísticas como herramientas de intervención social”.


Estos encuentros son unos diálogos de saberes: donde se construye el sentir colectivo alrededor del quehacer creativo, imaginarios, vivencias en pro de los ciudadanos, locales, regionales y nacionales:


“El arte es un elemento formador del pensamiento con otros campos del conocimiento, otras maneras de ser y estar en el mundo”.


Nos permite entender aún más desde la reflexión oportuna los desafíos del mismo. Desde la forma como se piensa, se organiza y se presentan cada uno de los festivales en nuestros territorios.


Aquí se hace presente toda una formación artística y lo más interesante es su transcendencia con la realidad del país. El rol de los artistas que participan en estos encuentros es el mayor logro de poder concebir el desarrollo humano desde una mirada festivalera tan validad como el aporte que hacen los saberes y el conocimiento.


Entendernos es lo más lógico: para poder saber hacia dónde vamos.


¿Debemos conocer de dónde vinimos? Esta sociedad está pidiendo a gritos nuevas formas de acercamientos, encuentros, para derrotar el miedo no solo frente a la guerra fratricida sino también frente a la política corrupta, que nos da miedo interpelar, porque seguimos eligiendo las mismas castas politiqueras, narcos-paramilitares y los clanes mafiosos y corruptos.


El arte nos acerca a la verdad, construye memoria y comunidad. El arte le apuesta a la paz. El arte debe transformar a la nación. Pero ante todo es pedagogía, didáctica, nos permite reflexionar, transformar, forma y, estas disertaciones se requieren en todos los ámbitos de la vida cotidiana.


¿Lo local, regional, departamental debe transformarse desde el arte?


Y preguntarnos ¿Cuál es la función de las artes escénicas? ¿Cómo pueden los artistas escuchar a las comunidades y territorios? ¿Se pueden establecer diálogos y objetivos al interior de los centenares de festivales que se hacen en nuestra nación?


Que los festivales siempre sean un escenario para intercambiar ideas sobre arte, cultura, música, danza, políticas culturales. Y pondría como referente el “Festival Nacional de la Cumbiamba” que se realiza en el municipio de Cereté (Córdoba), quien ya llegó a su versión XXXIV, cumplió la mayoría de edad y es justo preguntarnos que le ha dejado este encuentro de gaitas al municipio.


Fui protagonista de dicho festival como presentador y posteriormente como conferencista en un par de años, donde se busco reivindicar esa parte académica, análisis y disertaciones históricas, sociológicas, estéticas y que primará allí un punto de partida para dar a conocer el festival como una apuesta del saber y de reflexiones criticas frente a esa misma propuesta que se celebra anualmente.


Pero eso se fue perdiendo gradualmente, hasta el punto que no es primordial ni fundamental para las administraciones que han pasado por el municipio: no hay voluntad política y, menos financiera para invitar a destacados conferencistas. Tres días de goce, derroche, jolgorio, carnaval, gaitas al por mayor y al detal, se baila, se goza y una vez pasada el festival se vuelve a lo mismo, pensar como financiamos el próximo festival.


Todavía da más grima porque se han escogidos concejales que no les importa la cultura, ni les interesa sacar una partida presupuestal para apoyar y respaldar este evento que es una manera de mostrar a nuestro municipio desde lo artístico - cultural.


Son treinta cuatro años: más que suficiente para que el citado festival contara con un concha acústica, una casa cultural de la Cumbiamba, una revista de divulgación y estuviera conectado al mundo digital con todo el peso informativo que esto requiere: pero nada de eso existe ni lo tienen ni lo tendrán menos con esta reciente elección de alcalde: que su primer acto de gobierno fue convocar a los interesados en las corralejas del próximo año, entre ellos, a los que viven de estas fiestas y lo apoyaron: para él esto debe sonarle a cultura.


Un encuentro de Gaitas sin presupuesto, donde todos los años sus organizadores, emprendedores y luchadores salen a mendigar un apoyo irrisorio, raquítico, para el festival o si no terminan entregándoselo a una distribuidora de aguardiente para que esta empresa haga el show del espectáculo tal como pasa en San Pelayo en el Festival Nacional del Porro.


Supongo que hasta la Junta que venía organizando el Festival desaparece y el burgomaestre con su índice indicará quienes serán los personajes que organizarán el bullicio de Gaita corta en el 2024


Así no se pueden manejar nuestros festivales, sin sentido de pertenencia y pertinencia, donde muchas veces esos encuentros musicales se organizan para pagar favores politiqueros.


Se pierde el arte, la apuesta escénica, la música, el talento, la danza y la capacidad de asombro se pierde, lo artístico se maltrata, porque la esencia de estos certámenes es la palabra hablada, cantada, pero esta se pierde, desaparece.


“Para un sistema consumista como el que nos tiraniza, es indispensable la reducción del vocabulario, el aplanamiento y aplastamiento colectivo del lenguaje, la exclusión de los matices-que muchas veces significa el olvido de los propios deseos- y sobre todo, la perdida del sentido del goce y la lucidez que la lengua puede llegar a proporcionarnos…”


Y Deseo terminar este intento de aproximación a la cultura y entretenimiento con un aporte del maestro y profesor J.J. Brunner quien define la cultura como “la capacidad colectiva de producir sentidos, afirmar valores, compartir prácticas, innovar y crear un mundo sin destruir a los demás y al medio en que vivimos”. Por otra parte, la cultura se afirma según él en “redes de intercambio plural donde todos participamos en la configuración de un mundo que aspiramos a vivir en común”.


Tanto maestros, como literatos, músicos, escritores, poetas, bacanes de la vida, periodistas, gaiteros, milleros, danzantes, cuenteros, se preguntan cuál será el futuro de la palabra, del lenguaje y de aquellas manifestaciones que fueron el sostén, el sentir de la vida cotidiana de nuestros pueblos, comunidades.


Y de los nuevos espacios que nos abrazan en estos tiempos donde aparece: la “Hiperculturalidad”, “la desaparición de los rituales”, “Capitalismo y pulsión de la muerte”, “La sociedad del cansancio”, “La digitalización y la crisis de la democracia”.


Al menos, acercarnos a estas categorizaciones discursivas, nos permitiría tener unas lecturas y visiones de lo que puede pasar con nuestra cultura, nuestros encuentros culturales y festivales.



73 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page