Por: Arminio del Cristo Mestra Osorio
La invitación por estos días es saber cómo ha sido el proceso político que ha vivido el país; si se quiere desde ese inicio traumático llamado Frente Nacional.
Este llamado tampoco es para que se lean en estos diez días los textos: “Historia mínima de Colombia” del filósofo, Jorge Orlando Melo, “Historia de Colombia y sus oligarquías, del periodista Antonio Caballero, “Pa’ que se acabe la vaina”, del escritor William Ospina y, los dos tomos de la “Violencia en Colombia” de los maestros, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna.
Toda esta lectura nos permite distinguir los momentos álgidos y tormentosos que ha soportado nuestro país y que sigue viviendo. Y no estaría mal leer estos documentos para no volver a repetir las equivocaciones políticas que hemos cometido hasta el presente.
No podemos olvidar esos períodos críticos. Si no lo hacemos sería no tener memoria histórica y pasar por alto todo ese cúmulo de calamidades y sufrimientos: en lo económico, político, social y, en la misma escogencia de presidentes que han gobernado a la nación hasta estos días aciagos.
Masacre, violencia, desplazamiento forzado, corrupción, asesinatos de líderes sociales y lideresas sociales, paramilitarismo, robo de regalías, abandono de la niñez y de los ancianos, el problema eterno de la tenencia de la tierra, salud, educación y la intervención del narcotráfico en la política para darle vida al estado mafioso.
Este es un breve diagnóstico de la realidad colombiana. El país está a punto de elegir presidente en una segunda vuelta el próximo domingo 19 de junio del 2022. Debemos prestarle mucha atención a esta elección para que no volvamos a sufrir de equívocos y de amnesia histórica.
No podemos seguir satanizando, excluyendo, marcartizando, señalando, incitando al odio, a la venganza, rechazando. Hay que hacer todo lo contrario, estudiar, leer y analizar la propuesta programática que presenta el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego y la del ingeniero Rodolfo Hernández.
Este ejercicio pedagógico es válido hoy y mañana. Cojan los programas de estos dos candidatos, analícenlos, reflexionen, sopésenlos y concluyan. Comparen donde se identifican con la realidad colombiana y todo esto nos permitiría opinar, argumentar, contextualizar, para establecer un diálogo y no repetir las mentiras de los medios de información.
No existe otra alternativa para saber dónde está el cambio y la transformación histórica y que programa político se conecta verdaderamente con la transformación que reclama el país.
¿Cuántos de nosotros hemos podido leer la propuesta programática del Pacto Histórico? Y ¿Cuántos han leído el programa del ingeniero Hernández? ¿Y sí tiene programa político?
Uno esperaría como colombiano un diálogo entre estos dos candidatos y quitar esos famosos debates. Para que nos ilustren desde sus propuestas en los aspectos políticos, pensional, educativo, cultural, económico, ambiental y que propuestas tienen para la población indígena - afrodescendiente.
Pero a última hora decidieron que el ingeniero no asista a los debates. Lo seguiré llamando diálogos por Colombia. ¿Por qué el ingeniero rehúye al diálogo? si supuestamente tiene la formación académica para hablar de economía, extradición, diálogos con los grupos insurgentes, disidencia, democracia y de los asuntos macro y microeconómicos del país. ¿Dónde radicaría el miedo escénico? Qué bueno que dialogara con su adversario para que la democracia se fortaleciera desde el saber y el sentido de pertenencia con los asuntos de la nación.
Es lo menos que uno podría esperar en estos momentos cargados de odio, triquiñuelas, falsas expectativas y el manejo tendencioso con las encuestas. Donde el enjambre de la red lo que hace es desinformar y amansar a unos ciudadanos anestesiados y adormecidos. Todavía más:
“Cuando en los medios la propaganda impiadosa nos perfora los oídos y los programas llamados de entretenimiento se vuelven en realidad programas de ensordecimiento, descubrimos que el sistema imperante nos quiere confundir, nos necesita aturdidos para comprar lo superfluo y ostentoso, para comer chatarra, para adiestrarnos en el discurso de nuestra autoestima, para demoler nuestra capacidad crítica y creativa y sobretodo y ante todo para VOTAR a quien no debemos. Nos quieren Zombis y en zombis nos convertirán al menos que reacciones a tiempo”.
Basta ya. Basta ya. Llegó la hora de cambiar. Si no lo hacemos ahora, esta nación, país, sociedad, pueblo no saldrá de este atraso y miserabilidad en que nos han tenido los gestores del Frente Nacional (Partido Conservador y Liberal) hoy, Cambio Radical, Partido de la U, Centro Democrático, Nuevo Liberalismo, es la misma élite que controla el poder en mi país y que también es tu país.
Llegó nuestra hora: Familias, padres, madres, docentes, gestores culturales, madres, hijos, hijas, tíos, tías, abuelos, abuelas para el cambio que venimos reclamando hace años. Viva el cambio y en esta ocasión será en segunda.
