¿A qué le apostamos?
- Arminio del Cristo Mestra Osorio

- 6 nov
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Por: Arminio del Cristo Mestra Osorio
Lo cierto es, que como izquierda no somos mayoría política en Colombia, estamos en un proceso de ascenso continuo, así estemos representados por el Pacto Histórico, Progresistas, Polo Democrático, Partido Comunista, y demás tendencias que se agrupan en otros movimientos que están presente en el escenario social y político del país.
Las elecciones para congreso y presidencia están a la vuelta de la esquina. ¿A qué le apuestan estos movimientos políticos? cuando existe la sensación de que no hay un trabajo de base contundente que nos garantice tener la mayoría de senadores y representantes para ganar en primera vuelta la presidencia.
Si el trabajo político con los nodos sociales no se fortalece en los departamentos, municipios, veredas y corregimientos, sufriremos otra vez porque no vamos a tener la representación necesaria para la aprobación de nuestras reformas sociales: así gane Iván Cepeda, sino tenemos esa fuerza, todas las propuestas se irán al traste tal como ha sucedido en este periodo presidencial de Gustavo Petro.
Hay que contar con esas mayorías en el congreso o al menos que nos permita negociar con los otros sectores allí convocados, cada una de las propuestas presentadas. En el Frente Amplio, van a confluir partidos políticos y tendencias que negociaran espacios de poder: sin olvidar que, en ese frente, hay políticos, politiqueros que saben del reparto burocrático y pare de contar.
Ahora desde mi perspectiva este F.A tendrá que elaborar un programa político, social, ambiental, económico, que recoja las necesidades más urgentes de Colombia, como también incluir el respeto a nuestra soberanía, la no injerencia en los asuntos del país. ¿Cuál sería nuestro papel en este contexto geopolítico que vive el mundo y nuestra región? etc.
Sigo recordando que todavía no somos mayorías en el país, y toca negociar con pulso firme y darle fuerza a lo organizativo, sin prebendas, ni protagonismo de figuras que se creen la salvación en cada una de las tendencias y, donde lo que ha primado durante mucho tiempo es ese bendito sectarismo que termina fracturando los movimientos.
En todo esto debe quedar claro que se deben respetar los acuerdos establecidos al interior de los partidos, que es lo que determina la seriedad en el ejercicio político: si no se hace, se asume todo esto como un fracaso, y quedar expuestos a la arremetida de los medios de información.
Hay que enfrentar a una ultraderecha que ha copado muchos espacios del país a través de los medios de información, estos se han convertido en sus aliados a ultranza, su narrativa se centra en el desprestigio, en la mentira, a descalificar; donde la prioridad es engendrar la violencia para seguir polarizando nuestro territorio.
Las elecciones se ganan con votos útiles, que representan el accionar de una esfera pública que sabe a qué apostarle, con su ir y devenir en la vida cotidiana y que es el termómetro más eficaz para saber que está pasando en nuestra sociedad.
A esta lucha hay que seguirle apostando: la oposición recalcitrante está allí presente, partidos tradicionales, los independientes también figuran. Hasta ahora no se conoce un programa político que reivindique las necesidades que tiene el país y no se vislumbra absolutamente, nada: la campaña es, todos contra Petro, así de sencillo.
La consigna de todos los días es: castrochavismo, vamos para el derrumbe, nuestra economía es la de peor crecimiento, el desempleo, no hay inversión, que el país va a quedar endeudado, desertificación, quitaron la visa, la lista Clinton, nuestro presidente es terrorista, narcotraficante y cosas así por el estilo, que no dicen nada: ese discurso está cargado de estigmatización, señalamientos, exclusión, no hay pruebas para condenar al mandatario de turno.
Esta dirigencia política es corrupta, negociante, creen que ese discurso ayudará a la salvación del país: eso no es hacer política ni oposición. Es querer mantenerse en el poder a costa de la violencia, narcotráfico, evadiendo la justicia, desplazamiento y negando las reformas sociales como la pensional.
Esa estructura narco-política-mafiosa-corrupta, es sin lugar a dudas, la misma que interviene en los corredores de la muerte; y estarán haciendo presencia en las próximas elecciones con el apoyo financiero, para respaldar a las microempresas compradoras de voto, no solo en el caribe colombiano, sino, en todo el país: habrá plata para comprar votos para senado, cámara y presidencia.
Aquí es donde debemos estar organizados y reclamo una dirección local, regional, nacional cuidadosamente planeada, estructurada, a largo y corto plazo. Y si no lo hacemos el poder del billete nos puede derrotar.
La posverdad, gana muchos simpatizantes, genera desconcierto para seguir perjudicando el proyecto político que gobierna y a cada uno de los candidatos que aspiran a estar en el nuevo congreso.
Esta democracia ganó con el ejercicio político adelantado por el pacto histórico, pero creo que allí hay que mirar detenidamente el papel cumplido por ciertos senadores, representantes, quienes dejan muchas dudas en su quehacer legislativo en este periplo que está punto de concluir.
La apuesta es por ese Frente Amplio: podría ser similar o diferente al concebido en Uruguay, desde lo político e ideológico. O tener esas mismas características organizativas a partir de la conformación con las diferentes fuerzas sociales o ser completamente distinto desde lo organizativo. Esperemos a ver qué pasa.
Ese frente lo concibo desde la mirada que tenía Pepe Mojica: “es cierto que puede haber informaciones contradictorias: Y también hay un espíritu, muy contemporáneo, proclive a criticarlo todo superficialmente y no profundizar ni comprometerse con nada… Es una linda manera de no tener responsabilidad en la sociedad en la que se vive. Si esa es la sociedad del futuro, seremos una sociedad de corderos. En ese caso no podremos quejarnos de que nos mande la plutocracia. No podremos quejarnos porque los gobiernos que van a surgir son consecuencias de nuestra indolencia, son un producto nuestro…Una sociedad de diablos no va a producir un sistema político de ángeles, hay que darse cuenta”.
Ojalá, este encuentro de posiciones diversas en nuestro país, logre al menos derrotar ese modelo de gobierno que ha querido mantener el régimen de terror y podamos derrotar esa violencia que nos persigue por más de una década y así poder disfrutar muchos años de prosperidad.
Y donde las propuestas políticas nacientes puedan derrotar esas castas, clanes políticos, enquistados en el liberalismo, conservatismo, cambio radical, partido de la U y la elite Sirio Libanes, que es perversa, porque muchos de sus dirigentes han estado relacionados con la corrupción, paramilitarismo y tuvo protagonistas que buscaron refundar al país.
Lo ciertos es, y la historia de este país lo demostrará que ninguno de estos “ilustres” señores, como, Germán VargasLleras, Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo, Alex Chaar, Simón Gaviria, el hijo de César Gaviria, el liberal ambiguo, ambivalente y renegado y las distinguidas señoras, Claudia López, Vicky Dávila, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, no serán presidentes de este país.
Y mucho menos un señor llamado Abelardo de la Espriella: el solo hecho de mirar que es candidato presidencial, me pone a retroceder cincuenta años atrás en el pensamiento y, encuentro que hemos superado la ignorancia, crueldad, barbarie: y en estos momentos solo pediría una crisis de ideas, del saber, y del pensar para que este ciudadano no volviera a creer que él podría ser presidente del país.






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